¿DÓNDE DIABLOS ESTARÁ LA MADRE DE TODAS LAS MUSAS?

Desterrada de tierras aztecas a ¿suelos europeos?, ¿a los enigmáticos aires asiáticos?, ¿a gélidos climas nórdicos? o aún peor, ¿se hallará inmersa en la vida agitada y peligrosa de oriente medio?. No lo sé. 

Sin certeza, la precisión se queda como un vocablo vago, una palabra irregular. Sin sentido.
Pronto la memoria se deshace sólo con el intento de sincronizar la imagen de la madre de todas la musas con algún lugar...¿lejos?, ¿cerca?, ¿místico?, ¿mágico...¿o infernal?. El ejercicio es infructuoso.

Tan fresca e impoluta, decidida, siempre, con temple de acero, con una mirada desafiante ¿andará dando el rol por las históricas callejuelas de Lisboa o estará sentada en algún lugar en Porto admirando el apacible mar lucitano?

¿Habrá conocido a un rico magnate inglés y en consecuencia lleva una vida refinada, de alcurnia? 

¿Desayuna al pie de la campiña londinense o quizá esté sentada con su nueva conquista en una platea de lujo en el Old Traford disfrutando un juego del Manchester United?

¿Dónde se encontrará esa rubia, spigga doratablue eyes?. 
¿Paseando por Champs Ellises, subiendo a la Torre Eiffel, dejándose admirar por los mimos a la orilla del Río Sena o buscándose entre las musas en el Louvre?. Y a propósito, ¿habrá encontrado el secreto del código?, ¿o la criptología de Da Vinci se le hizo complicado?. Sabrá Dios.


¿Será que después de México la siguiente escala no fue Budapest o Paga y aterrizó en Rumania?. ¿Será que se aventuró en las lejanas praderas de los balcanes?.

¿Habrá abordado un ferry y cruzó el norte para llegar a San Petesburgo o Lenningrado; tal vez optó por la inigualable limpieza de la ciudad de Oslo, o igual y se decidió de último momento reencontrarse con su infancia y entonces se fue a Dinamarca para conocer la estatua de La Sirena y platicar un rato largo mientras cogía con sus manitas suaves una deliciosa taza de café?

De gustos exóticos, tal cuál, sobornando su naturalidad con ese glamouradaptable cuando lo amerita la ocasión. ¿Seguirá comiendo sus ensaladas césar con salsa mil islas?, ¿acaso algún mequetrefe con aires Cerdeños la habrá seducido a dar un paseo en góndola por esa Venecia storica e favolosamientras brindan con vino toscano, comiendo pasta al putanesca?

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